La impunidad de crímenes de lesa humanidad es una pesada carga para la democracia.
La sociedad argentina lo entendió y avanzó desde el Nunca Más y los primeros juicios a las Juntas Militares hasta el día de hoy 40 años después, procesando las consecuencias del terrorismo que asoló en los años ‘70.
El crimen de la AMIA tiene semejanzas con eso: un Estado en este caso extranjero, Irán, que opera de manera encubierta asistiendo a una organización terrorista, Hezbollah, para asesinar con bombas a una población civil indefensa. Su contenido sustancial y su origen son diferentes, sus métodos los mismos y sus efectos constituyen crímenes contra la humanidad.
La impunidad que tenemos es una amenaza para las libertades que defendemos.
Por eso es importante tomar unos minutos para preguntarnos, a 24 años, donde está la causa judicial?
En el plano nacional tenemos el mal llamado “juicio por encubrimiento” o causa AMIA II, y en otro plano la cuestión de la conexión local, la causa madre, la del atentado, o causa AMIA I
En AMIA II está por concluir el juicio oral, originado en la escandalosa sentencia del año 2004 a la conexión local del atentado, que instaló una versión conspirativa según la cual todo fue una construcción falsa, un armado “arquitectónico” inculpando a personas inocentes a sabiendas de su inocencia. Los acusados, Telleldín y ex policías bonaerenses fueron liberados, y hoy se sientan en el lugar de los acusadores, junto a las verdaderas víctimas.
En el 2018 estamos concluyendo ese proceso que viene del 2004 y a pesar de rimbombantes acusaciones, las pruebas de aquella supuesta conspiración no aparecieron y quedó a la luz el verdadero desvío de la verdad objetiva.
Hemos dicho muchas veces y hoy reiteramos: no queremos caza de brujas; si se cometieron delitos, que los responsables sean condenados por el peso de las pruebas y no por presiones o por conveniencias políticas.
Por eso la tarea de los jueces del TOF 2 cuando terminen los alegatos y les toque fallar, es tan trascendental: puede poner fin a todo el artilugio que comenzó hace 14 años, y retomar el camino que verdaderamente importa, el camino de la investigación que conduce a los autores reales del atentado y sus cómplices. La causa AMIA I.
En este sentido por fin se ha fijado fecha de audiencia para el nuevo juicio a Telleldín. Si no hay cambios, el juicio que la Corte Suprema ordenó en el 2009, comenzará en marzo del año que viene. Diez años después!
Estamos convencidos de la responsabilidad de Telleldín como partícipe necesario del atentado. Él fue quien preparó y acondicionó la camioneta Trafic utilizada como coche-bomba. Siempre supo a quién se la entregó, y en estos 24 años en lugar de colaborar con la causa, siguió mintiendo, desviando, e impidiendo que la justicia avance y se sepa la verdad. Las pruebas indican su culpabilidad, y por eso la Corte ordenó un nuevo juicio, el cual, confiamos, habrá de terminar con su condena y en que aporte más información para avanzar contra los demás participes locales.
Es necesario empezar a romper de una vez por todas con ese círculo vicioso de impunidad, que lo único que hace es dilapidar los logros de la investigación, sembrar confusión e instalar la idea de que en la causa AMIA “nunca hubo nada” y de que “estamos a fojas cero”, como se dijo cuando se intentó justificar la firma del pacto con Irán.
Ese círculo de impunidadse retroalimenta por la forma defectuosa en que funciona nuestra justicia. Trámites que duran años, y que en definitiva no sirven para nada. Debemos poner fin a estos procesos laberínticos que insumen lustros o décadas y que no brindan respuestas.
Se espera de los jueces que rompan el círculo de impunidad y desconfianza con la fuerza demoledora de la verdad, esa fuerza que tienen las sentencias judiciales cuando están basadas en evidencias y pruebas.
Perdimos mucho tiempo detrás de hipótesis falsas y terminamos dando lugar a uno de los peores males de estos tiempos: la impunidad republicana.
Vivimos en una democracia ya afianzada, pero uno de los pilares republicanos, la justicia independiente, sigue siendo una deuda con la sociedad, y la causa Amia es el ejemplo más paradigmático y doloroso.
Exigimos a los Fiscales de la UFI-AMIA, encabezados por el Fiscal Salum, que se avoquen al total esclarecimiento del atentado, a seguir trabajando en la responsabilidad de Irán y fundamentalmente a llevar a juicio a todos los responsables de la conexión local. Luego de tres años el producto de su tarea investigativa no avanzó nada, ni un ápice, en el esclarecimiento del hecho.
Quienes estaban en el poder hace 14 años, cuando la teoría conspirativa del armado arquitectónico se echó a rodar, fueron justamente quienes pretendieron cerrar la investigación en el plano internacional con el memorándum firmado con Irán en enero de 2013.
En cada caso hicimos lo que teníamos que hacer conforme a derecho:
1. A partir del 2004, recorriendo todas las instancias llegamos a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y 5 años después revertimos la nulidad de la causa principal, caratulada “Telleldín”.
2. En 2014, logramos la inconstitucionalidad del memorándum con Irán y el Estado Nacional, en la actual administración, no apeló quedando esa sentencia firme.
En cuanto a las razones por las cuales el PE en 2013 suscribió un tratado con Irán, ratificado por el Congreso Nacional, consideramos que no le corresponde a las instituciones de la comunidad Judía, más allá de soberanas decisiones particulares de algunas víctimas, liderar las querellas en la investigación sobre las consecuencias penales de decisiones políticas adoptadas por mayorías.
Sería fundamental un acuerdo democrático para Nunca más confiar en una potencia extranjera no democrática que oprime a su propio pueblo, discrimina a las mujeres, castiga brutalmente a las minorías sexuales y se proclama enemiga de las libertades occidentales, teocracia negadora del genocidio nazi y del derecho de Israel a existir.
Es aquí donde residen nuestras esperanzas de avanzar en el plano colectivo por esta causa, que es una causa nacional.
Hay que decirlo con mucha fuerza y claridad: sabemos quiénes tomaron la decisión de poner la bomba y quiénes la ejecutaron.
Sabemos que en agosto de 1993, en la ciudad iraní de Mashad, se reunieron algunas de las máximas autoridades para decidir el atentado a la AMIA.
Sabemos que Teherán usó agentes diplomáticos en Buenos Aires para concretar el atentado con un conductor suicida de nombre Ibrahim Berro, ciudadano libanés perteneciente al Hezbollah. Ciudad del Este y la llamada triple frontera están desde aquellos años en la agenda de seguridad por la circulación de personas vinculadas al tráfico de estupefacientes, el terrorismo islámico y el lavado de dinero.
No podemos tolerar que los acusados Rabbani, Velayati, Ahsgari, Fallahijan, Rezai, Vahidi y Soleimanpour puedan traspasar las fronteras de su país, donde se los cobija y protege, con tanta impunidad.
El Canciller iraní de aquella época, Ali Akbar Velayati, está acusado de ser uno de los autores intelectuales del atentado y jefe de los agentes iraníes que ingresaron a nuestro país. La semana pasada salió en alta misión política de Irán; estuvo en Rusia y en China. Nuestro país lo reclamó y a pesar del pedido de captura internacional que pesa en su contra no lo detuvieron. No es la primera vez: ocurrió en el pasado con Soleimanpur en Londres y Vahidi en Bolivia.
Tenemos que hacer más para atrapar y traer a los acusados a que sean juzgados aquí, en suelo argentino y por la ley argentina vigente. Debemos aunar esfuerzos y energías que vayan más allá de los partidismos y banderas, para lograr atraparlos. Al gobierno nacional le requerimos acciones concretas que demuestren su verdadero interés por lograr las capturas de los acusados. Acciones concretas que demuestren, de una vez y en forma definitiva, que la causa AMIA es de verdad una “causa de Estado”, en la que deben involucrarse activamente los tres poderes. Es evidente que no alcanza con que el juez libre un exhorto pidiendo la detención del ex canciller iraní. Es necesario el involucramiento de todo el gobierno. Todos tenemos que hacer más.
La Argentina debe hacer más para lograr la solidaridad de la comunidad internacional, pues no es la única nación democrática que ha sufrido el terrorismo. La lista de ataques terroristas contra el mundo occidental y libre es tristemente conocida y extensa. Estados Unidos, España, Inglaterra, Francia, Bulgaria, Alemania, Noruega e Israel son sólo algunos ejemplos. Las naciones de bien se unen en la lucha contra este flagelo, y la Argentina debe requerir el apoyo incondicional de todos para lograr que el reclamo de justicia no sea solamente una quimera y se transforme en realidad. Por eso es tan importante la presencia hoy aquí del Sec. Gral de la OEA, Luis Almagro, gracias.
Seguimos atentamente las vicisitudes de la investigación por la muerte violenta de Natalio Alberto Nisman, indudablemente ligada a su tarea como titular de la Unidad Fiscal AMIA en la que entrego su vida. La insoportable demora y la confusión que rodea el esclarecimiento de su muerte son una consecuencia directa de la impunidad de los criminales extranjeros de la AMIA a quienes valientemente enfrentó, y la impunidad de los criminales de la AMIA tiene relación directa con el crimen sobre la Embajada de Israel, volada con un modus operandi idéntico hace 26 años. No solamente la Argentina sino también la comunidad internacional esperan una respuesta.
En este día aciago y triste, igual de gris y frío que en los últimos 24 años, corresponde honrar la memoria y rendir homenaje a quienes murieron por nosotros. No fueron elegidos por su nombre, ni por su condición social, nacionalidad o religión. Los mataron solamente por estar allí para mandarnos un mensaje a todos nosotros.
El mensaje era que nos rindiéramos ante sus fanáticas ideas políticas o religiosas, el mensaje era que una comunidad que en el ‘94 cumplía 100 años de progreso y bienestar en esta bendita Nación Argentina quedara aislada y no siguiera contribuyendo a la libertad, la igualdad y el bienestar general.
Por eso nuestro mandato también es, siempre, celebrar el milagro de la vida, trabajar más y mejorar, mirar al futuro, a los que llegan, sembrar aún desde el dolor y acercarnos a los sobrevivientes. Ellos nos dan testimonio y ejemplo de vida, enseñan caminos para salir y seguir hacia adelante. Sus esfuerzos nos enseñan que la vida misma es un milagro, y que la noche es oscura pero existe el día y cada mañana sale el sol.
Por los sobrevivientes y los familiares, por la esperanza de vivir en paz, seguiremos honrando a los muertos y reclamando por Justicia para ellos, sin temor y con firmeza, y sin dejar nunca de promover la regla en la que se resume toda nuestra moral: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”
NUNCA PARAREMOS HASTA QUE LA VERDAD SE CONVIERTA EN JUSTICIA Y ENTONCES PODAMOS ENCONTRARNOS EN PAZ,
Gracias a todos por estar hoy aquí sosteniendo la causa
SHALOM