Comunidad Musulmana Ahmadía en Israel | העדה המוסלמית-אחמדיה


Comunidad Musulmana Ahmadía

El Movimiento Ahmadía del islam fue fundado por Mirza Ghulam Ahmad (1835, 1908 de Qadian) el 23 de marzo de 1889 en la India. Sus elementos doctrinales incluyen polémicas declaraciones de su fundador como que él era el Mesías profetizado por las religiones monoteístas (el Emanuel judío, la segunda venida de Cristo y el Mahdi islámico), así como su declaración de que Jesús no murió en la cruz ni fue resucitado, sino que sobrevivió y siguió predicando en busca de las tribus perdidas de Israel hasta llegar a India donde predicó entre los budistas y su tumba se encuentra en Cachemira.

Los musulmanes ahmadía forman, de acuerdo a su propia opinión, un movimiento reformado dentro del islam, reflexionando sobre la esencia de esta religión. Los musulmanes ahmadía se separan claramente de los grupos militantes y fundamentalistas destacando los elementos pacíficos y tolerantes del islam. No obstante, la gran mayoría de los musulmanes tradicionales consideran que el movimiento ahmadí es apóstata y hereje y que no forma parte del islam. La Liga Mundial Islámica declaró en su conferencia anual de 1974 que los ahmadí no eran musulmanes. Debido a esto los ahmadí han sufrido graves casos de persecución religiosa en muchos países, principalmente en Pakistán donde tiene prohibido predicar, declararse públicamente como musulmanes, orar en público ó en mezquitas no ahmadíes, etc. Se han reportado ataques violentos contra ahamadíes en Pakistán, Bangladés e Indonesia.

Esta rama del Islam se fraccionó en 1914 en la Ahmadiyya Muslim Yamat (AMJ) y la Lahore Ahmadiyya Movimiento (Ahmadiyya Anjuman Ishaat-i-Islam Lahore, AAIIL). Esta última fracción Lahore Ahmadiyya Movimiento (Ahmadiyya Anjuman Ishaat-i-Islam Lahore, AAIIL) ha quedado disminuida considerablemente al no tener éxito, el 80% de los miembros de esa rama cambiaron de bando a (AMJ) que actualmente son alrededor de 300 millones repartidos en más de 200 países.

El Jefe Supremo de la Comunidad Internacional Ahmadía del Islam es Jalifatul V. Mirza Masrur Ahmad desde el 22 de abril de 2003.

Ahmad afirmó ser el Reformador esperado de los últimos días, el Esperado por todas las comunidades religiosas del mundo el Mahdi y el Mesías. El Movimiento que inició es un compendio del mensaje conciliador del Islam: paz, hermandad universal y sumisión a la Voluntad de Dios, en su pureza original. Ahmad apuntó a que era él el Mesías prometido y señaló los errores de la mayoría de los musulmanes y de como se habían alejado de las verdaderas enseñanzas del Islam, por lo que la mayoría de los musulmanes consideran a los ahmadíes como herejes y no musulmanes.

Otra posición que los hace controvertidos es que Ahmad y sus seguidores creen que Jesús no murió en la cruz ni resucitó sino que siguió con su misión en predicar a las tribus perdidas de la Casa de Israel tal como indicaban las profecias del Antiguo Testamento. La última de esta tribu se encontraba en Cachemira, norte de la India, en donde aseguró que muchos monjes budistas eran judíos (todo esto publicado en su libro Jesús en la India). Ahmad adujo haberse basado en investigaciones de los Evangelios, el Corán y textos budistas para sus declaraciones y que la tumba de Jesús (quien murió a la edad de 120 años) se encuentra en Cachemira.

También es parte de la doctrina ahmadí que las tribus de Gog y Magog profetizadas en el Apocalipsis son los modernos cristianos y los modernos musulmanes ortodoxos.2

El Jalifato Ahmadía
El Jalifatul Masih (sucesor del Mesías Prometido) es el Jefe Supremo de la Comunidad Ahmadía. Es elegido por el colegio electoral establecido para este propósito. Sin embargo, los áhmadis musulmanes creen firmemente que es Al-lah quien elige al Jalifa, como hizo con el Califato Rashidun; pues cada vez que tiene lugar la elección de un Jalifa, el corazón y la mente de los electores se inclinan hacia la misma persona. Esta creencia aumenta aún más el sentido de paz y seguridad que el Jalifa otorga a la Comunidad. Cuando se elige a un Jalifa, todos los hombres, mujeres y niños de la Comunidad deben mostrarle una completa obediencia y reafirmar el Bai’at con él.

La presencia del Jalifa es una gran bendición de Dios para la Comunidad. Él es el líder y padre espiritual para cada áhmadi y una fuente de luz que guía a cada miembro de la comunidad. Siempre que el Jalifa elabora un plan o esquema para la Comunidad, lo hace a través de la dirección y asistencia divinas. Se preocupa del bienestar de cada miembro de la Comunidad y reza por ellos. En momentos de dificultad o enfermedad, los áhmadis escriben a menudo al Jalifa para que implore por ellos, quienes perciben un alivio inmediato de sus tribulaciones.

Persecución en Pakistán
Hoy en día la comunidad Ahmadía del Islam está perseguida en Pakistán por parte del gobierno y sus habitantes. También son perseguidos en los países musulmanes donde carecen de libertad de culto. El motivo de la persecución es la afirmación que hacen sobre la muerte de Jesús en Cachemira y creen en Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, como el Mesías Prometido y el Imam Mahdi.

Comunidad Ahmadía del Islam en Europa
En 1913 la primera misión islámica fue establecida en Woking (cerca de Londres). En 1922 la fracción AAIIL construyó la primera mezquita de Alemania en Berlín. La fracción AMJ construyó la primera mezquita después de la II Guerra Mundial en Hamburgo en 1957. La sede de la AMJ fue trasladada de Rabwah a Londres por represiones a la religión en Pakistán. El 4°. califa ahmadía, Mirza Tahir Ahmad, residió en la mezquita Al-Fazl.3 En 2003 fue inaugurada Baitul Futuh, una mezquita en la que caben en la sala central unas 4.500 personas, mientras que en el edificio total pueden llegar a 10.000 personas.4

Comunidad Ahmadía del Islam en España
El primer misionero que llegó a España fue de la India, Maulana Karam Ilahi Zafar, llegó el 24 de junio de 1946 y la Mezquita Basharat, construida en 1982 en Pedro Abad (provincia de Córdoba) es la primera Mezquita de España construida después de siete siglos. La segunda mezquita se encuentra en la Pobla de Ballbona (Valencia) y fue inaugurada por el Jalifa del Islam en marzo del 2013.


Fuente: Wikipedia

 

Testimonios de nuestras (ellas) paramédicos en Gaza

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“Miré hacia las estrellas para intentar entender lo que estaba sucediendo. Me dije: hoy es viernes y debería estar con mi familia haciendo Kidush, o de viaje en México, pero sin embargo estoy en Gaza, sirviendo en la reserva. Tal vez esto es lo que tenía que suceder. Tal vez yo tenía que estar aquí para curar salvar éstas vidas, las vidas de mis compañeros de batallón”.

Ellas son cuentas mujeres que entraron a la Franja de Gaza durante la incursión terrestre como parte la Operación Margen Protector. Su misión allí, era una de las más esenciales de todas: curar y salvar a los soldados heridos en combate.

En sus pensamientos, todavía resuenan los gritos de dolor, imágenes de sufrimiento y deseos de una pronta rehabilitación para los soldados que todavía se encuentran en tratamiento. Pero más que nada, ellas piensan en aquellos que no pudieron salvar, aquellos que no sobrevivieron.

“Necesito un paramédico”

La sargento Yonat Daskal de 23 años, se liberó de las FDI luego de tres años y medio de servicio como paramédico en la Brigada Nahal. Ella disfrutaba de un largo viaje por sudamérica, hasta que en julio, poco tiempo después de llegar a la Ciudad de México, recibió varios mensajes de sus compañeros del ejército informándole de que algo grande estaba sucediendo“Cambié la fecha de mi vuelo y regresé a Israel. Cuando llegué a mi casa, me enteré que había sido llamada a la reserva del ejército, pero mi madre no me lo había dicho. Ella admitió que por primera vez, estaba feliz de que no estuviese en Israel. Pero su felicidad no duró tanto como ella hubiese querido”.

Daskal aterrizó en el Aeropuerto Internacional Ben Gurión un día después de que las fuerzas terrestres se incursionaran en Gaza. “Me uní a un escuadrón de combatientes. Entramos a pie y marché con ellos cargando todo mi equipo médico: casco, chaleco antibalas y mi rifle. La caminata no fue fácil, hubo momentos en los que realmente sentía que perdía el aliento”.

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Pero ese era solo el comienzo: una vez dentro de la franja, los desafíos para Daskal no cesaron.“Una de las noches oímos una cantidad sorprendente de estallidos. Dijeron por la radio que tres misiles antitanque habían sido disparados contra nuestras fuerzas y que uno de los soldados se encontraba gravemente herido. Luego de un par de segundos, nos notificaron que había muerto”.

“Enseguida después de eso, comenzamos a recibir más y más reportes sobre otros incidentes y varios soldados heridos. Seguido de un terrible silencio, se escuchó por la radio un grito diciendo: “Necesito un paramédico”.

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“Mientras tanto, los soldados ponían a los heridos en camillas y los traían hacia nosotros que nos encontrábamos entre dos edificios. Por encima de nosotros, volaban balas. Me encontré a mi misma vistiendo el chaleco antibalas y mi equipo médico, corriendo de un soldado herido a otro, revisándolos y curándolos”.

“El primer soldado que llegó a mi, gritaba de dolor. Una de sus manos estaba casi completamente separada de su cuerpo y gritaba “he perdido la mano”. Rápidamente le hice un torniquete y le prometí que todo estaría bien. Luego llegó un segundo soldado herido por esquirlas en su pecho, seguido por un tercero quién sufría de una grave herida en su pierna y un cuarto que llegó con esquirlas en los ojos. Recuerdo ver lagrimas caer por sus mejillas y me dí cuenta de que sentía mucho dolor, pero se rehusó a que lo atendiera. “Atiende a mis soldados primero, luego puedes encargarte de mí” dijo él. Recuerdo haber estado muy conmovida por sus palabras y pensé en la amabilidad y valentía de su acto”.

“Él fue fuerte y tenía el cuerpo de un luchador”

La sargento. Noam Dan, entró en Gaza durante la operación Margen Protector con los soldados del Cuerpo de Blindados, con quien hace la reserva.

Tanque

“En el quinto día de la operación terrestre, dijeron por la radio alguien había resultado herido por disparos de francotiradores. Condujimos en el tanque hacía él y vimos a un soldado herido cuyo rostro estaba pálido, acostado en la camilla. El médico que lo trató había dicho que el francotirador le disparó en la zona cerca de su corazón y que había perdido el pulso.

Revisé su pulso y no sentí nada. Me dije a mi misma que él tenía que encontrarse bien y que estaría visitándolo en el hospital pronto, empecé a darle un masaje cardíaco. Fue lo más difícil que he hecho en mi vida. Mientras el tanque seguía en movimiento yo estaba masajeando su corazón. Recuerdo decir que sin importar que, no iba a parar hasta recibir una señal de vida.

En cierto momento me di cuenta de que nuestros esfuerzos de reanimarlo no funcionaban, y sin embargo no podía parar, le pedí al conductor ir lo más rápido posible. Cuando llegamos, el doctor pronunció su muerte.

Allí fue cuando me derrumbé. Él puso en peligro su vida por mí, por nosotros. Me acosté al lado de él y lloré. Ahora, cuando hablo de él, puedo ver su rostro pálido delante de mí, sentir el frío de su cuerpo y recordar que él fue fuerte y tenía el cuerpo de un luchador.”

El momento más duro: la salida de Gaza

La Sargento Primero Tal Shahar, sirve como reservista en la unidad de operaciones encubiertas de la Policía fronteriza israelí. Durante la operación Margen Protector se unió a Maglan, una unidad de fuerzas especiales israelí y entró a la Franja de Gaza junto con ellos. A diferencia de otros soldados, ella se negó a escribir una carta de despedida a sus seres queridos en caso de que no regresara: “Puse una fotografía de mi novio al lado de la placa de identificación y sentí que eso me dio fuerza”.

“Uno de los días dentro de Gaza, escuchamos una gran explosión. En tres minutos llegué con un paramédico a un hospital que contenía explosivos. Allí se encontraba un soldado seriamente herido, cuya mano fue parcialmente amputada y ambas piernas heridas. Estaba completamente cubierto de esquirlas.

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Él nos dijo que él no podía sentir sus piernas y le prometí que todo iba a estar bien. Había muchos allí que habían sufrido lesiones por la explosión y estaban sangrando mucho. No pensé en mí, simplemente hice lo que tenía que hacer: reanimación, estabilización y evacuación hacia un área relativamente protegida.

“El momento más duro fue cuando nos fuimos de Gaza y vi fotos de aquellos que habían sido asesinados. Uno de ellos de 20 años de edad, que yo había luchado por salvarle la vida. Entonces pienso, ¿qué es lo que estaba haciendo él allí? Y la respuesta es clara. Estaba combatiendo para que su familia y la mía puedan volver a vivir en tranquilidad“.